Creemos que las emociones tienen que ser siempre “buenas, positivas, agradables”…

Pero…párate un poco a plantearte esto…

¿Qué pasaría si siempre tus emociones fueran así?

Todo bien…hagas lo que hagas…te propones hacer una maratón…bien…te propones cocinar…bien…te propones aprender un idioma…bien…te relacionas con todo el mundo…bien.

Tooodo, BIEN…. 

¿Sientes crecimiento, motivación, impulso?

Más bien no…siempre todo bien, no da lugar a esto.

Acabamos asociando la felicidad a que las emociones tienen que ser “buenas” sin embargo, perseguir esta expectativa es una ilusión…y como tal aumentar aún más las emociones desagradables.

¿Qué te gusten que las emociones sean equilibradas es normal?

Claro!

Pero una cosa es emoción equilibrada y otra que las emociones deseadas permanezcan.

Las emociones no vienen a destruirte sino a ser escuchadas y validadas para poder adaptarnos en equilibrio con lo que nos rodea.

Las emociones resultan desagradables porque se desconocer como gestionarlas.

Tener emociones de ira, tristeza…no son emociones placenteras…no…pero vienen a ser atendidas para modificar algo.

Trabajar con las emociones no es aplicar técnicas a lo loco…sino pasa por reconocerlas…y éstas se reconocen no a través de las palabras de la mente sino a través de las sensaciones del cuerpo.

Se requiere trabajar la consciencia del cuerpo para trabajar las emociones…cosa que la mente no está preparada porque no le gusta…

Si no has leído la lectura “La importancia de reprogramar tu mente” te lo recomiendo.